La seducción de los sentidos es tan penetrante, los caprichos de la imaginación son tan violentos, que el espíritu se forja un sueño lleno de deleites, transportes y éxtasis o, por lo menos, una novela de sensualidad viva y variada.
…Amanecía y la habitación era la luz poderosa del requerimiento de un cuerpo sobre otro. Como otras tantas mañanas, el deseo se sostenía sobre minutos irremediables, levantados sobre los susurros prendidos a los labios…